Escuché ruido, abrí el cierre de la casa de campaña, un par de caballos se encontraron frente a mi;
Se vieron y no pudieron dejar de demostrarse cuánto se gustan, sin temores, sin engaños; me hicieron pensar en que eso llamado amor se siente, no se sabe, no es algo del cerebro, eso viene después, cuando ya tienes las tripas enredadas y las hormigas trepadas; mala suerte la mia porque en estos tiempos en los que me tocó vivir ya casi nadie quiere sentir.